Hay algo que todos tenemos en común,
independientemente de la edad, el sexo, la religión, la nacionalidad, el nivel
de ingresos, el color de la piel, etc., y es que TODOS contamos con 168 horas a
la semana nada más. Nadie, ni el más
rico ni el más sabio ha podido agregar tiempo adicional a la semana,
nadie. ¿Y entonces como se explica que
haya personas que producen o hacen más que otras en el mismo tiempo? Podemos
recolectar miles de teorías al respecto de esto, sin embargo, quedaríamos más
confundidos antes de encontrar una solución que resuelva dicha interrogante por
completo. Pero de algo estoy seguro y es
sin dudarlo, que la diferencia está en la forma en cómo las distintas personas
distribuyen el tiempo, en qué actividades y en qué orden.
Definitivamente todo tiene que ver con el
método que cada quién utiliza para hacer lo que hace. Uno de los métodos menos eficientes y que considero
es el más utilizado por la mayoría de personas, es no tener ningún método. Este “método” de hacer las cosas conforme van
surgiendo pudiera ser útil en algunas actividades, artísticas, por ejemplo, sin
embargo, vemos como muchos artistas tienen, casi siempre, alguna técnica o
método el cual siguen rigurosamente porque han descubierto que les proporciona
ciertos resultados considerados aceptables para ellos o para su público.
El uso de un método para hacer cualquier
cosa nos garantiza, con un alto porcentaje de efectividad, poder obtener los
mismos resultados siempre independientemente de la variedad de circunstancias
que se nos presenten, y establece la mejor base para la mejora continua.
Un método nos vuelve confiables hagamos lo
que hagamos. En mi opinión ahí está el
secreto que explica el porqué de la diferencia de resultados que obtienen
distintas personas haciendo lo mismo.
Diseña tu propio método, revísalo y
mejóralo constantemente y pronto serás el mejor en lo que haces, te lo puedo
asegurar.
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